El texto de la obra dramática Te prohíbo llorar se inscribe como monólogo en el que se conjugan distintas voces que arman la trama, tal vez sea la triada de madre-padre-hijo, y con mayor énfasis se plantea la cuestión en la díada, a partir del cuerpo que fecunda un ser en su vientre.
Se pone de manifiesto en este discurso teatral que hay una historia que se construye a partir de la intriga de la indecisión. Este proceso es una síntesis de elementos heterogéneos que se suceden en el relato de la protagonista, que sufre, que tiembla de miedo, por los múltiples acontecimientos pasados y el incidente que constituye el eje del conflicto.
De esa manera se contribuye al progreso de la historia a través del eje temporal que define el sentimiento de angustia y frustración ante la pérdida por el abandono de su primer marido y la muerte de su hijo.
Hay un tiempo que pasó y dejó heridas abiertas y hay otro tiempo que continúa, no se puede detener a pesar de la actitud de la mujer de mantenerse atenta y con manos a la obra.
Se suscitan corrientes antagónicas en el personaje que duda ante el nuevo alumbramiento y el deseo de vida de ese nuevo ser que se está gestando , que todavía no tendrá nombre, que es un insecto, una larva y que sin embargo, pugna por nacer.