Luís María Sobrón
Son varios los territorios existenciales e itinerarios del corazón, algunas veces “partido en dos mitades” que propone la escritura de Graciela Licciardi en sus poemas de “más que nada en mi boca”. Básicamente, se problematiza en ellos la relación cuerpo-escritura. Escribir en los cuerpos; recorrer el cuerpo de la letra. Se da entonces la fugacidad del instante celebratorio, la fugacidad de lo dicho homologada con la fugacidad del encuentro de los cuerpos. En esa fugacidad también existe el simulacro de la comunicación, el trazado de un límite, a través de la palabra, entre el sujeto textual y lo que es externo por lo tanto ajeno…Nombrar. Someter los cuerpos a la letra. Se plantean, así las relaciones de poder que instaura el lenguaje, identificadas con las relaciones de poder en los juegos amorosos, pero también se juega el rol femenino oscilante de la ambigüedad entre el poder y someterse al poder del otro.
La palabra se carga de espacialidad, se hace cuerpo, juega con los blancos y pierde su dimensión estrictamente comunicativa para llenar, así, el espacio del poema. El discurso poético de Graciela Licciardi es especial por cuanto no es común el hecho de convocar a la expresión del lenguaje sin máscaras ni antifaces. Es ella tan plena y exultante que derrama toda una especulación sobre la experiencia vital, que deja entonces al lector para que corra un sinfín de itinerarios.
Luis María Sobrón (Gran poeta argentino de las últimas décadas)(2005)