Roxana Palacios
En los textos de Graciela Licciardi, que es sin duda una creadora, no encontramos solamente lo dicho, la palabra como cadena de significantes estéticamente combinados, encontramos lo que se sugiere, lo que estos textos connotan; encontramos todo aquello que subyace a un verdadero texto poético y que tiene que ver con el tejido, el entramado de música y grafismo, el difícil blanco del silencio, de la elipsis, que “significan” más allá de la superficie textual y adquieren tantas posibilidades como lecturas puedan hacerse de ellos.
En todo el libro no sólo se combinan las pasiones y los recuerdos que remiten a una vida riquísima en experiencias, y los recursos poéticos que llevan a estos textos a una pureza de imágenes sorprendente, sino que se manifiesta una preocupación por temas trascendentes para el ser humano, temas como el infinito, la permanencia, lo efímero, la existencia misma del hombre, el amor, la sensibilidad, el acto creativo en sí.
Es por eso que Graciela Licciardi nos lleva a encontrarla y a encontrarnos con un tono que es el de la vida, del ser, un tono que tiene que ver con un erotismo que no vacila, que se sirve de la sinestesia más sutil para transportarnos a su mundo, que es, sin duda, el mundo de lo femenino, del movimiento, del magnetismo.
Roxana Palacios (escritora – docente) (2003)