Graciela Licciardi
Para mí ha sido un placer leer “saquemos a mamá del cielo” de Roxana Palacios y quiero expresarles unos breves conceptos que me disparó esta lectura y tengo ganas de hacerle algunas preguntas a Roxana a posteriori
Encontré en esta poesía una nueva forma de expresión que ya la había descubierto en su libro anterior.y esa fracturación del lenguaje las sentí como flashes de un viedeoclip en el que la sucesión vertiginosa de las imágenes encandilan, dejan un margen muy grande a la imaginación ante esa aparente inconexión que luego necesita ser recreada activamente en la creación en este caso del lector.
Quiero decirles mis breves impresiones: encuentro una protesta hacia las imbecibilidades que se dicen o se hacen “dejemos parir datos inservibles” escribe Roxana, luego, en el poema que habla del humo lo tomo como una alusión a lo que se es o no se es, al transcurrir, a la rutina, la automatización de los días (esto que ella dice en algunos versos: la vereda de siempre, el lavadero de la casa, el canasto de la ropa, el buzón lleno de sobres con fecha de vencimiento, la tabla de planchar, etc)
“saquemos a mamá del cielo” es esta cosa de salirse de una buena vez de los mandatos, la desmitificación de que una madre es lo mejor del mundo, y muchos sabemos que hay madres y madres, como así también el simbolismo de que a la madre se la tiene siempre allí arriba, como a los mutismos que devoran, esos “ruidos controlados” como los llama Roxana en un poema.
En otro poema aparece el “pozo tapado” para mí metáfora de lo que no se debería decir, y Roxana dice “ahora yo salgo de la casa y la tierra” (esa salida de la casa del amparo, de las cosas inútiles, conversaciones vacuas o vacías, cito: “y hablamos de la comida de la noche y las piedras del paleozoico” y tambié advierto en otros versos el odio o el rencor que se manifiesta, por ejemplo dice: “chocan las copas mientras alguien baila/ mira tu cabeza sobre el plato/ pasan los perros” como la cabeza de Juan el bautista que fue cortada y servida en bandeja o ese cito: “cuello en el agujero de la soga”, hay sombras y asco por el mundo, todo pasa simultáneamente, y ese sótano que en particular lo tomo como la caída hacia, lo de abajo, lo sumergido en confrontación con lo que dice la autora “arriba te cambian la memoria”.
Aparece lo sensual mezclado con los miedos, cito: “”sueño bajo fondo tus piernas/ se vuelven vegetales en el sótano) un poema que conduce indefectiblemente a lo onírico, un sótano donde el ser llega a bucear lo más profundo de sí.
Roxana escribe en estos poemas sobre una enfermedad, dos viajes, recuerdos de su padre, tal vez un héroe de la patria, que no tuvo prensa, agrego yo.
Y aparece uno o varios versos que dicen “este lugar es así” y hay una mujer que es muchas mujeres y hay lenguas que se comercian, la hipocresía que se denuncia, dice “arriba te cambian la memoria/ cadenas de flores se regalan/ como buenas intenciones y mentiras”
Es un texto que no hace concesiones pero deja muchos interrogantes. Habrá que saber los que lo lean qué inquietudes se despiertan. Para mí es diferente a todo lo que actualmente se está escribiendo y contagia el hecho de “soltar más las palabras”.
Todo lo mejor para Roxana Palacios y “saquemos a mamá del cielo”. Con todo mi cariño.