Por Graciela Licciardi
- La gran metáfora del cuento es la palabra como nexo coordinante y también de la desarticulación que se produce ante la ausencia de dicha palabra.
- Fuerte conexión entre mente-cuerpo-palabra-comunicación.
- La autora apela constantemente a la palabra escrita, a la palabra oral y a la ausencia de palabra y la instala como “salvadora”.
- Exacerbación de la ironía.
- Diversas interrogaciones aparecen a lo largo de la narración sobre la identidad, el lenguaje, el pensamiento y la lógica como si todo ello cayera al vacío.
- Existen varios simbolismo sobre cómo el ser se aferra a la vida a pesar de todo.
- Hay una descripción deliberada acerca de la delicadeza de modales, la constancia en las frases que enamoran al otro y un sentido de justicia o racionalización de la discriminación:”Raza fina tiene la gente buena”.
- Hay un sentido de pertenencia cuando habla de la casa a pesar del derrumbe de pensamientos.
- La mente opera por referencia, una manera de asir, todavía, la realidad.
- Para el personaje que está enfermo recibir una contradicción le altera el orden interno establecido.
- Hay una búsqueda de permanencia en el dramatismo de la narradora, sin embargo en el texto no hay dolor.
- Para el enfermo el lenguaje comienza a metaforizarse frente a una realidad incontrastable.
- Hay implícita una vergüenza social, la imposición y negación de la realidad en la que no se admite del todo el estado del paciente que pierde consistencia mental.
- La autora va recopilando las diferentes manifestaciones del lenguaje para luego desarticularlo.
- Habla de “momentánea identidad” que por traslación lo identifica al personaje como a sí mismo traducido al uso de otro lenguaje.
- La autora busca atenuantes con el hecho de traducir a otro lenguaje lo dicho o escrito.
- Hay una gran significación social, a mi entender, es como si todo el relato mostrara también la Historia de los pueblos que se desarticula por ser interpretada y cuestionada de otra manera.
- El personaje tiene inteligencia, intuición, conocimiento y cultura. Es un ser activo y habla del metalenguaje cuando dice que “no le costaría corregir el estilo de un texto, aún cuando no entendiera nada de lo que dice” por lo que se deduce que habla de algo del orden de la automatización, el conocimiento perdura, queda instalado para siempre. El enfermo aparece como alguien con formación académica y creatividad.
- La presencia seccionada del texto es elegida deliberadamente por la autora como metáfora de la partición de la mente.
- Hay una dicotomía manifiesta en el manejo de la temporalidad y un realce de las dificultades del lenguaje.
- Existe una provocación a la memoria y hace referencia a lo popular y cómo la memoria lo fija.
- Una parte muy importante del texto es la exclusión de testigos en la vida de los personajes. Una suerte de enjuiciamiento y culpa.
- La autora trabaja con la mirada del otro ante la pérdida de la misma entonces recurre a tratar de mejorar el relato en lo que pudo haber sido y no fue. Reinventa la contradicción, desaparece, por lo tanto, la libertad narrativa.
- Trabaja la teoría de que lo que se ve existe y la ceguera para ella es una metáfora cuando la compara con la desmemoria.
- Reitera la contradicción, a mi modo de ver, la autora lo toma con mucha importancia como si ese hecho lo considerara una patología: la descalificación hacia el otro.
- Es llamativa la aseveración: “pedidos de confirmación” porque la autora con ello describe el énfasis no sólo del deterioro del enfermo sino el del que lo acompaña en el proceso.
- Describe la pérdida de la memoria como un referente del salto al vacío del que acompaña al enfermo, quien sigue necesitando identificación y reconocimiento.
- Se buscan lazos cómplices de unión como una especie de empecinamiento subjetivo de no “aceptar” el deterioro del otro y a la vez hay una especie de rulo literario ya que el acompañante se siente abandonado por el enfermo.
- El personaje que acompaña siente el afuera como hostil cuando expresa: “expresiones de pena”.
- El nombre es otro elemento importante que la autora resalta. Nombrar las cosas o los seres para que existan.
- Aparece lo filosófico cuando describe las dos desintegraciones del yo, la del enfermo y la del acompañante. La pérdida irreparable de la identidad.
- Hay una minuciosa descripción de la necesidad del personaje enfermo en completar los hechos con exactitud.
- Existe una terrible obsesión en la descripción de la “memoria de las manos”. Cada cosa debe estar en el mismo lugar y en una forma determinada.
- Hay un juego del significante y del significado en la descripción de la regresión absoluta.
- Cuando se produce la fractura deviene el extrañamiento del propio cuerpo y del lugar de las cosas de pertenencia.
- Cuando la autora escribe “rellenar para no ceder al pánico” lo entiendo como la clave para no sentir el salto al vacío de ambos personajes, alusión a una lucha interna entre el esfuerzo por recordar, referencia a Funes el memorioso de Borges y finalmente el pánico a la repetición del personaje acompañante a quedar presa de la patología del enfermo.
- La autora escribe “la memoria no necesariamente cura” entonces podríamos preguntarnos: ¿es esta una sentencia inequívoca, acoso entonces se recuerda y se sufre?
- Teoría de que no somos lo que fuimos sino lo que recordamos que hemos sido o ha sucedido. El recuerdo del recuerdo.
- Descripción en el relato en forma encubierta de la cárcel de la mente como el arresto arbitrario de las ideas.
- Una especie de Proceso Kafkiano del cercenamiento de la razón y la gran metáfora de militarización que la autora misma nombra de la década infame en nuestro país.
- Hay una exacerbación en el relato cuando describe que al soñar lo que podría ser posible con la ilusión que el hecho de la sanidad suceda, como si al desear algo eso bastara para que se cumpla a la vez significando todo ello un sentimiento de impotencia.
- Por último aprecio que el final es contundente y a mi entender encierra el significado de todo el cuento: La desmemoria total es la que salva, de otro modo se vive desarticulado.