Sánchez Zinny
…la expresión escrita bascula indefinidamente entre lo agobiante y verdadero, que es la poesía en su sentido final, y la galanura sugerente, connatural a lo que llamamos literatura o ficción!…En este libro, igual que todos los que valen la pena, el artista, el creador, el poeta, se opone necesaria e irreconciliablemente a la tallerista, a la tejedora de suspicacias y complacencias. Por supuesto, la primera sufre puesta en el potro que obliga a todos a “decir lo que no se quiere nombrar”, en tanto la segunda trama variantes paradójicas acerca de esa imposición, en un intento interminable, bondadoso y vano, por atemperar la tragedia de la vida. Empero, contradictoriamente, para conseguir ser verosímil su mentira debe aproximarse en la medida de lo posible a la realidad consistente: la mentira, para ser eficaz debe imitar a la verdad, aunque sea sin sentimiento, aunque la emoción se albergue en una caricatura. Con un añadido bien más importante: la premisa implícita en ese menester es que no hay mentira si no existe, antes, una verdad febril cuyas pudibundeces conviene ocultar.
Hay que agradecerle a Graciela Licciardi la nitidez con que ha captado esta tarea específica del literato, sin desmedro de la mujer, de la talentosa poeta que hay en ella. Y se trata de un equilibrio en que reside toda la ética de escribir, compromiso apremiante que la ha llevado, justamente, a confesar que la coartada a su alcance es…imperfecta, por demás imperfecta.
Son estas consideraciones al margen, muy de lector y para nada de docente. Aclaración tras la cual me queda tan solo enviarte un saludo grande y mi mejor deseo de suerte.
Sánchez Zinny (Historiador – Investigador – Periodista – Poeta)