Obra de Teatro «Te prohíbo llorar».

Ya no quiero ser yo. No quiero verme. No quiero estar. Ah, si se pudiera detener el río, voltear las aguas hacia la primitiva fuente. Pero no. Todo fluye hacia el océano, hacia el abismo. Hacia la consumación de los destinos.

Si yo pudiera, por un segundo al menos, detener la sangre que me arrastra al caos de la vida, intentaría darle un sentido a este terco fluir imperdonable. Pero no, mi sangre fluye, mi corazón late como debe latir y aquí estoy, ya ni pudiendo fingir que la casa está donde debe estar, porque tiemblan las paredes y el techo.

Justo cuando el sol parecía haberse acordado de mí, cuando mi boca estaba cálida de besos deseados, golpea a mi puerta la realidad y me dice que todo está peor que nunca!!!.

Ni siquiera puedo quedarme cruzada de brazos esperando que el tiempo solucione las cosas como hice en otras oportunidades. Algo voy a hacer, algo tengo que hacer. Sea como sea, voy a detener el río. (Mirándose la panza y hablándole todo el tiempo al feto)¿Qué para qué?, ¿Y vos me lo preguntás? Vos, que sos el…

Claro, querés saber para qué se detienen los ríos. Y yo, ¿yo sé para qué?, yo no sé ni la mitad de las cosas que me pasaron en la vida. Y aquí estoy aunque no quiera estar. Estar, lo que se dice estar quiero, quiero estar muerta!!!. Y vos, vos sos el que debería estar… no estar. Vos sos el río, el abismo. ¿Sabés qué sos? Un insecto, eso, un insecto que por un estúpido descuido se metió dentro de mi ser y lo invadió por completo. Eso es lo que sos, un insecto!!!.

Y no me vengas con… ¡Te prohibo llorar!. No, no, no quiero escucharte decir que no sabés lo que es prohibir o lo que es llorar. Bien que te las ingeniás para ser y crecer a costa mía. Sos un parásito, metido dentro mío, tranquilito, alimentándote de mí. Y, encima, haciendo preguntas cuando una…

Porque yo he sufrido mucho, vos no tenés ni idea de lo que he sufrido. A vos no te interesa. ¿Qué podría ser un insecto sino egoísta? ¿Y qué querés saber ahora? No me hagas reír.

¿Qué hay en este lado? Mejor no digo nada para no herir tus frágiles oiditos. ¿Qué hay? No me hagas hablar. De este lado todo es una porquería, todo es injusto. Y, sí, ¿acaso es justo que vos estés aquí dentro mío arruinándolo todo? Claro que nos amamos, escuchaste bien. Pero, ahora vos estás en el medio. (Llora amargamente)

Ves, te prohibo llorar y vos me hacés llorar a mí. Lo que pasa que soy una tonta y le doy demasiadas vueltas a las cosas. Hay que decidirse por un camino y adelante. Pero, ¿qué sucede cuando todos los caminos conducen al abismo? Ni siquiera se puede ir hacia delante. ¿Sabías eso, pequeña larva? ¡Qué vas a saber! ¡Viniste mandado por el diablo! Sí, Lucifer dijo: “A esta mujer tan agradable lo que le hace falta es una criaturita para sentirse plena, completa.” ¡Qué gran tipo es usted, Lucifer! Ah, que así voy a poder reemplazar al que perdí. No quiero juicios, no quiero estar en el banquillo de los acusados. No le debo explicaciones a nadie y menos al Diablo o a un insecto. Al que perdí. ¿Querés saber algo del que perdí? ¡Qué vas a querer! Ah, vos querés hablar de la palabra ternura, de la palabra futuro. Escuchás lo que te conviene vos. Yo te podría hablar de algunas palabras que estoy segura no te gustarían nada.

Juntos, ah, claro, ¡qué hermosa palabra! Juntos, ¿quiénes?, vos, yo, él. Yo no quiero, no quiero, no quiero!!!. ¿No sentís mi sangre hervir de furia y desesperación? Vos no sabés lo que es lindo y lo que es feo. No sabés nada. Cuando te sale el agua por los ojos. ¿Es lindo? ¿Es bueno o malo este dolor que sentís cuando algo te daña? Sí, hay cosas que son malas. Y si yo fumara tres paquetes por día. Te haría muy mal. Y, ¡cómo me gustaría!

Yo tuve una familia. Con otro hombre, no con éste, que, por otra parte, no sabe nada de vos. ¿Escuchaste?, nada. Con otro hombre tuve un hijo. Y se ve que mi cuerpo no es del todo apto para traer niños al mundo. Lo cierto es que, cuando quedé embarazada, embarazada, sí. Significa esta relación que tenemos vos y yo (se acaricia la panza con enorme ternura)

Sí, mi pimpollito de luz. Estoy embarazada de vos. No te gusta la palabra. Es un poco larga, ¿no? Hay otras peores. Pero a mí gusta decirte pimpollito de luz. Ah, ¿no me digas? ¿aprendiste la palabra miedo? Ahora sí nos vamos entendiendo. Miedo, sí, miedo, miedo, miedo. ¿Vos tenés miedo? Yo tengo miedo de ser débil y no poder salvarte. Salvarte, sí, porque no todo es nadar ahí plácidamente. Salvarte y salvar mi amor y mi vida. Yo dí más de veinte años y me quedé sin nada…Ah, no sabés lo que es salvar. Vos y tus preguntas!!!

Pero debo reconocer que ésta es una buena. Quiero evitar que me vuelva a pasar lo mismo, evitar que la vida sea… bah, ¿creés que yo puedo explicártelo todo? Estoy muerta de miedo y te confieso que sería hermoso no tener miedo y decirle sí a todo y dejar que las cosas sigan su curso, que el río vaya hacia el océano. Y vos ahí feliz nadando y nadando relajado y yo segura de que, con sólo darte un poco de tiempo y ternura, podrás crecer, dejarás de nadar y, un día, con ojitos asombrados, podrás ver mi cara, podré acariciarte, te sonreiré dulcemente cada vez que escuche tu voz y comenzaré a hacerte muequitas y ofreceré mis pechos para que te alimentes y continúes creciendo, creciendo, creciendo.

(En estado de desesperación toma alcohol, y varias pastillas) Sería muy lindo pero estoy enferma de miedo. Si supiera que mi cuerpo no va a cometer los mismos errores y todo va a ir bien. Si supiera… si tuviera alguna seguridad de… Ni el avance de la medicina me tranquiliza. Y no preguntes más qué es ésto o qué es aquéllo porque me parece que estoy hablando conmigo misma. Si las probabilidades que hay en nuestra contra vuelven a darse no podría soportarlo. Aunque el hombre que amo hoy no fuera como aquél que vivió rechazando a su hijo.

Se fue después de veintidos años… Su padre avergonzándose y rechazándolo todo el tiempo y yo protegiéndolo el día entero para compensar… y después nada. Bueno, mi pedacito de cielo, mamá está cansada. Vení que te llevo a la cama y te cuento una historia sí, mi pequeño, venga. ¿Papá? Mañana va a jugar con vos. Ahora te canto, te arropo. (Canta una canción de cuna)

(Habla con el hombre imaginario que fue su esposo) Siempre igual, él te esperó hasta dormirse. No creas que me preocupa con quién hayas estado, lo que me duele no es con quién querés estar allá fuera, sino con quién no querés estar acá dentro.

Y no me vuelvas a decir que lo ponga en una Institución!!!, no me lo vuelvas a decir o…

(Vuelve a hablar con el feto) ¿Y cómo sabría yo que con el hombre que hoy me ama y está dispuesto a todo, no va a pasar lo mismo? Con el tiempo puede acobardarse y huir. ¿No lo pensaste? ¿Qué digo? ¿Por qué no me dejás en paz?

Tengo que decidir. No puedo darme el lujo de… ¿Seguís tratando de entender lo que significa salvar? Yo no tengo la culpa. Y eso es lo que me enferma, no tener culpa de nada y vivir enferma de culpa. Tener que condenarte, pequeña larva, aunque se me parta el corazón, tener que condenarte para que la vida no nos condene después!!!

¡ Me estás volviendo loca porque huelo tus ganas de nacer y abrazarte a mi cuerpo y a mi alma!!!. Y aquí estoy teniendo que decidir, sola, fatalmente sola, porque vos estás pero no estás, soy yo sola en el universo teniendo que jugar a cara o cruz mientras los demás, los que son estupendos para opinar, me tilden de… Te condeno para no condenarte. O me mato. (Vuelve a tomar alcohol, toce, se descompone) Y nos vamos los dos. Juntos. Te gusta esa palabra. Juntos, de vuelta en el no ser absoluto, nadando en algún agujero negro del universo, limpios ya de dolor y culpa, de miedo y ansiedad. Más tranquilos que vos ahí dentro donde estás. Sólo basta con decidirse a cortar el hilo que nos ata a todos los problemas.

¿Querés tener un nombre?. ¿Para qué? El que perdí lo tenía y sufrió igual. ¿Qué gano ahora con darte un nombre? No quiero pasarme el resto de la vida haciéndote sentir que tenés que pedir permiso para existir. Hubiera sido muchísimo más fácil ser estéril que tener que lidiar con la ley de las probabilidades.

No aguanto el presente. Me tortura, me lastima demasiado. Quisiera estar mañana con el hombre al que amo y contarle lo que voy a hacer, y por qué lo voy a hacer y que él me comprenda.

(Se dirige al hombre imaginario que es su actual amante) Te amo, te amo tanto que no quiero que nada interfiera entre nosotros. Porque vos te cansarías y quiero preservar este amor que siento por primera vez. Gracias. Sabía que lo ibas a entender…

(Se desplaza hacia varias partes del escenario como en estado de enajenación)

O ir hacia el pasado, antes del descuido que permitió que vos estés ahí. Y la armonía vaga dulce por la casa y se enrosca en nuestros cuerpos enamorados y nos sonríen los gorriones desde el techo, un techo seguro apoyado en paredes seguras.

(Se detiene) Pero, ¿por qué sigo hacia atrás si no hay alegrías ni festejos ni glorias? ¿Qué masoquismo me inclina hacia el regreso? Ahora estoy sola, ha muerto mi niño enfermo y me he divorciado de mi esposo. Una soledad entretejida de llantos y un aire de libertad. Me veo caminar las calles como quien busca que algo bueno suceda. Aquí está mi muchacho, el que se fue, el que sufrió tanto. Te amé, claro que te amé, te amé tanto que se me quemó el corazón hasta quedar achicharrado. El problema no es amor sino el límite que tenemos para sufrir o ver sufrir a los que amamos.

(Comienza a sonreír y se desplaza por todo el escenario haciendo juegos y morisquetas) Pero, ¿qué es esa fiesta en la que todos bailan y ríen? Qué podría ser sino mi boda. Yo también reí y me ilusioné aunque no estaba tan enamorada como ahora. ¿Y eso? Una escuela, la secundaria, yo era muy estudiosa. Algunos decían que tenía muchísimo futuro, que podía ser lo que yo quisiera con sólo proponérmelo. Fui una madre abnegada. Esa cuota ya está paga. Pero… si allí está la otra escuela, la primaria y toda mi infancia repleta de rayuelas y manchas y ludos y mandarinos y muñecas que no hablan. (Se va aniñando) No quiero ir más a ortodoncia, papi, estoy cansada. Uyyy, ¡qué divertido!, soy una bebita con sonajero y chupete, da da da ug uñ uj ¡Cómo me quieren todos y me miman! Así da gusto vivir.

(Se coloca en posición fetal) Pero, qué me pasa? ¡Qué bien se siente estar nadando en el líquido amniótico! Quiero crecer, crecer, mamá, crecer y nacer y que nos amemos mucho, mucho. Seguramente ya tendrás un nombre para mí, un nombre hermoso que suene con música propia y que todos lo repitan llamándome para ir a jugar. Quiero nacer, mamá, quiero nacer y ser no importa qué, no importa cómo, más allá del fantasma de los miedos, quiero ser, mamá, nacer.

(La mujer sale de la posición fetal y queda sentada en el piso con los brazos cruzados y se hamaca constantemente) Calláte, calláte, por favor calláte, si te ponés así no puedo pensar, no te das cuenta que estoy ganada por la indecisión. No te das cuenta de nada vos!!!

Y tengo que tomar una decisión. Tengo que tomar una decisión. No puedo quedarme de brazos cruzados!!!!!, no puedo…no puedo…no puedo.!!!!!! (se desliza hacia el piso quedando tendida).

(Se apaga la luz y se intensifica la música fractal, a la vez que se escuchan latidos de un corazón, la mujer permanece tendida y entonces se oye un gran grito desgarrador) No puedo.Ayyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy!!!!!!!

 

FIN

“TE PROHIBO LLORAR” (Obra de teatro unipersonal)

De: Graciela Licciardi y Jorge Luis Estrella

Interpretación: Mirta Vidazo

Dirección: María Isabel Cané

Este texto ha sido enviado a  Telam, Noticias Argentinas, DYN, Clarín, Nación, Ámbito Financiero, Infobae, Crónica y Radios diversas.